Con paz, tranquilidad e historias de los inmigrantes que la vieron crecer, La Cumbre recibe a sus visitantes este verano. Si aún no elegiste tu destino, te invitamos a conocerla.
Ubicada en la parte más alta del Valle de Punilla, por lo que recibe su nombre, La Cumbre nació a fines del siglo XIX como una localidad que albergaba a los trabajadores ingleses del ferrocarril. Cuando el tren pasó a manos del Estado argentino, muchos de los trabajadores y sus familias decidieron quedarse a vivir allí, instalando las primeras hosterías. Por esto, su arquitectura y sus tradiciones tienen mucho que ver con esta colectividad.
Pero no solo son sus tradiciones las que llaman la atención. En medio de un paisaje de ensueño, La Cumbre atrae desde hace años a visitantes de todo el país. A principios del siglo XX, era un destino elegido por las familias más pudientes, especialmente por aquellos aficionados a la cacería y la cabalgata.
Hoy en día también es hogar de numerosos escritores y artistas plásticos que encuentran en sus aires serranos un sitio de inspiración perfecto.
El pintor Miguel Ocampo eligió La Cumbre como su hogar y pasó allí sus últimos treinta años, hasta su fallecimiento en 2015.
Al lado de la que fue su casa, se encuentra la Sala en la que se pueden observar sus obras y conocer un poco más de su vida como un pueblerino más. Aquí los visitantes no solo conocerán detalles del trabajo artístico de Ocampo, sino cómo vivía él en La Cumbre y anécdotas de sus años allí.
A 3 kilómetros del pueblo, también se encuentra el Museo Manuel Mujica Láinez, ubicado en la que fue su casa, llamada El Paraíso. Allí el escritor vivió sus mejores años , ya que aseguran que encontró en La Cumbre «su lugar en el mundo», y escribió sus mejores obras. Hoy en día se conserva la casona con sus muebles y obras de arte. Se pueden realizar visitas guiadas para conocer en detalle sus salas, entre las que destacan la imponente biblioteca.
El arte es tan importante en la región que hay un camino de seis kilómetros llamado «Camino de los Artesanos«, donde se encuentan locales con todo tipo de artesanías y gastronomía. No se trata de venta de souvenires o trabajos en serie, sino que se quieren mantener las tradiciones y la venta de producciones artesanales. Esta ruta, que conecta La cumbre con Villa Giardino, es muy pintoresca por los colores y diseños de los pequeños negocios.
Por si fuera poco, La Cumbre posee un microclima único, con efectos terapéuticos. ¡Animate a vivir uno de tus mejores veranos aquí!
