Desde los últimos años la provincia de Mendoza y sus vastas localidades vitivinícolas vienen buscando nuevas formas de acercar tanto a turistas y visitantes como a los propios mendocinos, a las bondades del vino argentino y a conocer esta filosofía de vida que les es natural.
Es así como en los últimos años han surgido diferentes propuestas que bajo el lema «Los Caminos del Vino» han tratado de acercar a diferentes artistas y espectáculos al alcance de cada municipio y su gente. Es por esto que hoy es posible conocer la gran mayoría de bodegas que tiene Mendoza y disfrutar de la cata de los mejores vinos y varietales, entre estos el tan preciado Malbec.
A estas «caminatas» se les han ido sumando nuevos atractivos culturales que ya forman parte del patrimonio mendocino, como por ejemplo disfrutar de la música clásica dentro de las distintas bodegas o lugares representativos de la divina bebida nacional. Hoy en día y desde el año 2000 se realiza durante la Semana Santa, el Festival Internacional de Música Clásica por los Caminos del Vino, un ciclo que le puso el sentido que le faltaba a la experiencia única de degustar un buen vino mendocino. El evento amplía la propuesta turística y cultural de la provincia y acerca la música clásica a escenarios naturales, iglesias y bodegas. Cada edición avanza en calidad de presentaciones y los músicos que se dan cita exceden el ámbito local y nacional.
Esta celebración no solo coincide con la Semana Santa sino con una época del año muy propicia. Es reconocido por todos que el otoño es la estación en la que Mendoza se muestra más bella a los ojos del visitante y al corazón de los que viven en ella. Marzo y abril deslumbran con un estallido de colores y contrastes. Las arboledas y los viñedos empiezan a vestirse de oro, la cordillera sigue ofreciendo todo su esplendor, ahora con las cumbres totalmente nevadas y contrastando con el azul intenso del cielo. Mientras el ahora tibio sol mendocino acompaña las jornadas e invita a quedarse disfrutando de los paisajes, Mendoza ofrece una incomparable fiesta para el espíritu, para el goce de los sentidos en su más refinada condición estética.
Además de todo esto, en sus últimas cinco ediciones el festival ha tenido un fin solidario, el año pasado por ejemplo se canjearon dos entradas por una caja de leche en polvo de 800 gr. con un máximo de 4 entradas por persona y lo recaudado fue destinado al programa Rotalac Mendoza de nutrición infantil.
Todo está pensado para pasarla bien, solo hay que interiorizarse y disfrutar del mapa de actividades y lugares que año a año se renueva para este particular evento que cada día gusta más.