Salta es uno de los destinos turísticos más elegidos del norte argentino, no solo por sus imponentes paisajes y su cultura tradicional, sino también por sus propuestas únicas como el enoturismo. Entre ellas, se destaca la imperdible Ruta del Vino de Altura, un recorrido que invita a explorar viñedos, bodegas, pueblos con historia y terminar la experiencia en el hermoso Museo de la Vid y el Vino, en Cafayate.

¿Qué es el enoturismo?
El enoturismo es una forma de viajar que ha cobrado gran relevancia en los últimos años. Se trata de un tipo de turismo enfocado en las regiones vitivinícolas, donde los visitantes pueden realizar paseos por viñedos, participar de degustaciones, asistir a charlas especializadas, y disfrutar de experiencias culturales y gastronómicas ligadas al mundo del vino.
Vinos de altura: una joya salteña
Salta se caracteriza por tener una biodiversidad geográfica única, que da origen a vinos con personalidad propia. Gracias a la altura —algunas fincas se ubican por encima de los 1.700 metros sobre el nivel del mar—, el clima seco y las condiciones del suelo, los vinos salteños poseen aromas intensos, buen cuerpo y una calidad reconocida internacionalmente.
La Ruta del Vino de Altura se extiende por más de 200 kilómetros, y permite recorrer antiguas y modernas bodegas, fincas y viñedos rodeados de paisajes asombrosos. A lo largo del camino, se atraviesan sitios naturales como la Quebrada de las Flechas, y pueblos con encanto e identidad como Cachi o Molinos, hasta llegar a Cafayate, ciudad que concentra alrededor del 70% de los viñedos de la provincia.

Qué hacer en la Ruta del Vino
Además de comprar vinos tradicionales y exclusivos, en las bodegas se pueden realizar visitas guiadas, conocer el proceso de producción, desde la cosecha de la vid hasta el embotellado, y participar en catas y eventos especiales. Muchos de estos recorridos son ideales para hacer en pareja, con amigos o en familia, y combinan naturaleza, historia, cultura y buen gusto.
Una tradición con historia
La tradición vitivinícola en Salta tiene raíces profundas: la vid fue introducida en el siglo XVIII, y algunas bodegas aún conservan construcciones de fines del 1800. Este legado histórico, sumado a la calidez de su gente y la belleza del entorno, convierte a la Ruta del Vino en Altura en una experiencia inolvidable.
Vacaciones en Salta: vino, naturaleza y descanso
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