La belleza natural de Misiones es indiscutible. Ubicada al extremo noroeste del país, esta provincia es el corazón de la selva y cuenta con una de las maravillas del mundo: las Cataratas del Iguazú. Pero también es rica en atractivos culturales y una historia donde la inmigración es protagonista.
Misiones cuenta con más de 60 zonas protegidas con riquezas culturales y naturales. El ecoturismo es una de las actividades principales. Pero debido a su historia, también el turismo cultural encuentra su lugar. Uno de los diversos circuitos que pueden recorrerse invitan a adentrarse en la selva y conocer no solo un paisaje sin igual, sino también las raíces de la provincia. El camino de los pueblos inmigrantes invitan a conocer pueblos como Oberá, Apóstoles, Santa Ana, San Ignacio, Montecarlo, Jardín América, Capioví y El Dorado, entre otros.
La inmigración masiva que se produjo a fines del siglo XIX, principalmente de europeos pero también de otras partes de América Latina, dio a Misiones su toque característico. Si Argentina es un crisol de pueblos y razas, en esta zona queda aún más de manifiesto. Hay comunidades europeas (polacos, ucranianos, rusos, escandinavos, alemanes, suizos, italianos) y de otras partes de América Latina (Paraguay y Brasil) que han ido forjando su destino en la provincia.
Una de las festividades más importantes en la zona es la Fiesta Nacional del Inmigrante, en donde las colectividades muestran su cultura y costumbres, con sus platos típicos, su música y sus atuendos. Se celebra en septiembre en Oberá y recibe visitantes de todo el país.
Recorrer las pequeñas localidades, meterse en su historia, visitar las estancias y cabañas en Misiones, es una forma maravillosa de conocer no solo el atractivo natural, sino a su pueblo y cómo fueron creciendo estas comunidades que llegaron al país en busca de futuro y lo fueron construyendo paso a paso.