A tan solo 66 km de San Salvador de Jujuy, Purmamarca es uno de los destinos más pintorescos del norte argentino. Este pequeño pueblo se ubica sobre la Ruta Nacional 52, camino al Paso de Jama, a pocos kilómetros de la Ruta 9.
En lengua aimara, “purma” significa desierto y “marca”, ciudad. Su nombre puede traducirse como «ciudad del desierto», aunque muchos lo conocen como el “Pueblo de la Tierra Virgen”.
Con apenas 891 habitantes, es uno de los lugares más encantadores de la Quebrada de Humahuaca. El imponente Cerro de los Siete Colores, el río Purmamarca, su arquitectura colonial y las tradiciones de los pueblos originarios lo convierten en un sitio imperdible del norte argentino.
Te compartimos 9 cosas que no podés dejar de hacer si visitás este destino mágico:
1. Admirar el Cerro de los Siete Colores
Uno de los grandes protagonistas del paisaje jujeño. Formado hace 75 millones de años, debe su nombre a la variedad de sedimentos que le dan tonalidades rosadas, moradas, verdes, rojizas y más.
Podés llegar al cerro caminando desde el pueblo o a través de excursiones. También es visible desde la calle principal que nace en la plaza. Los mejores horarios para apreciarlo son al amanecer o por la mañana, cuando el sol ilumina su ladera.
2. Visitar el Algarrobo Histórico
Este árbol milenario está en pleno centro del pueblo, sobre la calle Belgrano, a pasos de la iglesia. Tiene más de 700 años, 13 metros de altura y una copa que alcanza los 30 metros de diámetro.
Cuenta la historia que fue testigo del paso del General Belgrano y sus tropas, y también del apresamiento del cacique Viltipoco en 1594. Un verdadero monumento natural cargado de historia.
3. Recorrer el Cabildo Colonial
Es el cabildo más pequeño del país y uno de los diez que aún se conservan. Fue construido a mediados del siglo XIX y es un símbolo del patrimonio arquitectónico nacional.
Se encuentra frente a la plaza y se distingue por su galería de arcos, su estructura de adobe y su techo de cardón. Hoy funciona como centro cultural y sala de exposiciones.
4. Entrar a la Iglesia Santa Rosa de Lima
Construida en 1648 y declarada Monumento Histórico Nacional, esta pequeña iglesia es una joya de adobe y cardón. Se encuentra frente a la plaza y al lado del algarrobo histórico.
En su interior conserva imágenes y pinturas cuzqueñas del siglo XIII. Una buena ocasión para visitarla es el 30 de agosto, durante las celebraciones de la patrona Santa Rosa de Lima.
5. Pasear por la Plaza 9 de Julio
Es el corazón de la vida social del pueblo. A su alrededor se encuentran la iglesia, el cabildo y la feria de artesanías. Ideal para sentarse a disfrutar del paisaje, descansar y observar la cotidianeidad local.
Además, cuenta con WiFi gratuito y espacios para sentarse a la sombra.
6. Subir al Cerro El Porito
Desde este cerro se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de Purmamarca y la quebrada. El sendero, de baja dificultad, se inicia justo frente al Cerro de los Siete Colores y permite ver desde lo alto los techos del pueblo y el cauce del río.
El nombre “El Porito” hace referencia a su forma redondeada, similar a un poro o calabaza. La caminata vale cada paso.
7. Recorrer la Cuesta de Lipán
Un serpenteante camino de 17 kilómetros que asciende desde Purmamarca hasta más de 4.000 metros de altura. Conecta con las Salinas Grandes y es una obra vial destacada a nivel nacional.
A lo largo del trayecto hay miradores para detenerse y apreciar la increíble pendiente y el paisaje que se abre a cada curva.
8. Hacer el Paseo de Los Colorados
Un recorrido de 3 kilómetros a espaldas del pueblo, rodeado por formaciones rocosas de tonalidades rojizas que parecen sacadas de otro planeta.
Puede hacerse caminando, en bici o a caballo. Es un paseo ideal para dejarse llevar por la tranquilidad y la belleza natural del entorno. En el trayecto también se pasa por el pintoresco cementerio local.
9. Visitar la Feria de Artesanías
Ubicada en los alrededores de la plaza, es uno de los lugares más coloridos y auténticos del pueblo. Allí, los artesanos ofrecen sus trabajos hechos a mano con técnicas ancestrales: tejidos, instrumentos, adornos, ropa típica y más.
La feria es una gran oportunidad para comprar recuerdos únicos y conocer de cerca la cultura y el arte del norte argentino.
