El “ecoturismo” o turismo ecológico está muy difundido hoy en día. Sin embargo, son pocos los que realmente planifican y ofrecen una alternativa turística responsable con el medioambiente.
No siempre estas actividades en la naturaleza son sostenibles, ya que muchas veces no se tiene en cuenta el gran impacto que los turistas provocan en el lugar. Así, con la llegada masiva del hombre se producen cambios absolutos en el entorno que cuesta mucho recuperar.
Los animales salvajes se acostumbran a la presencia humana, cambian sus conductas y perjudican al natural desarrollo de la vida de la región. ¿Cómo pasa esto? Un claro ejemplo se da en el Parque Nacional Iguazú. Los coatíes se acercan a los visitantes, acostumbrados a que éstos les den comida. La situación llegó a tal punto que los coatíes roban alimento y pueden hacer daño a los visitantes si éstos no son precavidos. Los animalitos que se alimentan con nuestra “comida basura”, no buscan su alimento, se vuelven “perezosos”, enferman por comer comida chatarra. Esta situación se replica en otros parques y reservas.
Entonces, ¿el ecoturismo es posible? Sí, pero requiere de un fuerte compromiso de la comunidad receptora y del turista para poder mantener esos espacios lo más naturales posible. Siempre el se generará un impacto pero se intenta que éste sea mínimo y no afecte al ecosistema. Es obligación del visitante observar, mas no perturbar, el lugar que eligió para pasar sus vacaciones.
Las buenas prácticas se logran con educación, estudio y planes adecuados para los diferentes sitios turísticos. Senderos delimitados, control de la cantidad de visitantes, explicación de la flora y fauna local, impedir el desarrollo de emprendimientos turísticos y hoteleros en ciertos ambientes, entre otras.
¿Cómo cuidar el medioambiente cuando vamos de viaje?
- No arrojar basura. Siempre llevar a mano una bolsita para colocar residuos.
- No “llevarse souvenires”, por muy insignificantes que nos parezcan, hasta una hoja o una piedrita deben quedar en su lugar.
- No alimentar a los animales salvajes y mantener distancia con ellos.
Es fundamental proteger los ecosistemas de la llegada masiva de los visitantes, ya que éstos son patrimonio nuestro pero también de las generaciones que vienen. Sin la planificación adecuada pero también, sin la responsabilidad y educación del visitante, se pone en riesgo la vida silvestre de la zona.